La formación bonificada se ha convertido en una herramienta valiosa para impulsar el desarrollo de las empresas y fortalecer las habilidades de sus trabajadores. ¿Te gustaría convertirte en un proveedor de formación bonificada y disfrutar de sus beneficios? Aquí te presentamos todos los requisitos que debes cumplir para lograrlo, junto con consejos clave para aprovechar al máximo esta oportunidad.
¡La respuesta es amplia y flexible! Cualquier centro o entidad de formación que cumpla con la normativa vigente sobre formación programada por las empresas puede convertirse en un proveedor de cursos bonificables. Esto significa que tienes la posibilidad de ofrecer formación de calidad y contribuir directamente al crecimiento profesional de los trabajadores.
Pero eso no es todo. Si prefieres gestionar la formación internamente, también puedes hacerlo. El personal interno de las empresas que se encargue de administrar su propia formación puede convertirse en un centro de formación bonificada. Aprovecha la experiencia y los conocimientos de tus propios colaboradores para diseñar programas de formación adaptados a las necesidades específicas de tu empresa y alineados con los objetivos estratégicos.
Además, si eres una entidad organizadora que planifica la formación de otras empresas, tienes una oportunidad aún mayor. Si actús como centro de formación y estás inscrito en el Registro Estatal de Entidades de Formación, podrás ofrecer una solución integral a tus clientes. Organiza la formación y asegura la máxima calidad en todas las etapas del proceso, desde la detección de necesidades hasta la gestión documental final.
Antes de que comience el curso, tendrás la responsabilidad de diseñar y programar el contenido de manera estratégica, de modo que se enfoque en la adquisición y/o mejora de las competencias de los trabajadores. Así asegurarás que los cursos sean realmente relevantes y efectivos, cumpliendo con los objetivos de aprendizaje y los estándares exigidos por la normativa vigente.
Durante el curso, es fundamental contar con docentes cualificados, con formación y experiencia en la materia específica del curso. La calidad de la formación debe ser una prioridad, por lo que deberás asegurarte de cumplir con las exigencias técnico-pedagógicas que garanticen una experiencia de aprendizaje de alto nivel. Además, te corresponsabilizarás del aprendizaje, seguimiento y evaluación de los alumnos, asegurando su progreso y éxito.
La seguridad y el bienestar de los participantes son aspectos clave. Deberás adoptar medidas de protección adecuadas, como contar con un seguro de accidentes para los participantes y una cobertura de responsabilidad civil ante terceros. Estas medidas no solo cumplen con los requisitos legales, sino que también refuerzan la confianza de los asistentes y de las empresas que te contraten.
Al finalizar el curso, no te olvides de facilitar a los participantes un cuestionario de evaluación de calidad. Esto te permitirá recopilar valiosa retroalimentación y mejorar continuamente tus programas formativos. Además, deberás evaluar y comprobar la adquisición de competencias por parte de los trabajadores, garantizando así la efectividad de la formación. Por último, asegura la entrega del diploma o certificado de asistencia, reconocimiento tangible del esfuerzo y la dedicación de los participantes. Este documento también es necesario para la justificación documental ante FUNDAE.
Para que la formación impartida pueda ser bonificada, es necesario cumplir con ciertos requisitos. En primer lugar, la formación debe estar estrechamente relacionada con la actividad de tu empresa. De esta manera, se garantiza que los conocimientos adquiridos sean directamente aplicables en el ámbito laboral.
En cuanto a la modalidad de impartición, se puede elegir entre formación presencial, teleformación o mixta. Esto brinda flexibilidad para adaptarse a las necesidades y preferencias de los trabajadores, optimizando su participación y aprovechamiento. La selección adecuada del formato puede mejorar la retención del conocimiento y reducir la tasa de abandono de los cursos.
La duración mínima de cada curso debe ser de dos horas, sin exceder las ocho horas diarias, salvo que se imparta en una sola jornada. Esto permite una distribución adecuada del contenido y evita la sobrecarga de información. Además, se recomienda estructurar las sesiones de forma que permitan el aprendizaje progresivo y la asimilación de conceptos clave.
El tamaño de los grupos también está regulado. En la modalidad presencial, no debe exceder los 30 participantes por grupo. En teleformación, el límite es de 80 participantes por tutor. Estos máximos aseguran una atención adecuada y una interacción efectiva. El respeto de estos límites es imprescindible para mantener la calidad formativa exigida por FUNDAE.
Uno de los principios fundamentales es que la formación bonificada sea gratuita para los trabajadores. No se les puede cobrar ningún tipo de tarifa por participar. Esto favorece el acceso igualitario y elimina barreras económicas para el desarrollo profesional, contribuyendo a una plantilla más cualificada y cohesionada.
No se podrán bonificar acciones de carácter informativo o divulgativo, como jornadas, congresos o seminarios. La formación debe centrarse en la adquisición de competencias profesionales específicas. Es clave que la acción formativa tenga un plan de evaluación que permita medir resultados concretos.
Para garantizar la calidad y la transparencia, los centros o entidades que impartan formación bonificada deben estar inscritos en el Registro Estatal de Entidades de Formación. Ya sea que actúes como entidad organizadora o como proveedor contratado, esta inscripción es obligatoria y representa un sello de garantía ante empresas y administraciones. El proceso de inscripción exige documentación específica y el cumplimiento de requisitos que varían según el tipo de formación impartida.
Durante un periodo de 4 años, tanto la empresa como la entidad formadora deberán guardar la documentación vinculada a la acción formativa. Esto incluye el CV y las acreditaciones del formador, controles de asistencia, evaluaciones, diplomas, certificados y facturas detalladas. Tener esta documentación en orden es clave ante cualquier requerimiento legal. Es recomendable digitalizar y archivar toda esta información en sistemas seguros que permitan su consulta rápida y eficiente.
Ahora que conoces los requisitos para convertirte en proveedor de formación bonificada, puedes dar el paso con seguridad. Desde R&A Formación, te acompañamos en el proceso para cumplir con la normativa, diseñar acciones formativas efectivas y asegurar la correcta gestión ante FUNDAE.
Recuerda que impulsar cursos bonificados FUNDAE es una estrategia de crecimiento y diferenciación. Una plantilla formada es una plantilla comprometida, y eso impacta directamente en la productividad y competitividad. La formación no es un gasto, sino una inversión inteligente que contribuye al posicionamiento y sostenibilidad de cualquier organización.
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