¿Sabes esa sensación cuando todo parecía ir bien en una reunión de ventas, pero al final no pasó nada? ¿Ni sí, ni no, ni todo lo contrario? Te quedas con la duda… ¿Lo propuse demasiado pronto? ¿Tendría que haber esperado un poco más?
Spoiler: probablemente sí.
Uno de los errores más comunes (y caros) en ventas es no saber leer el momento. Lanzamos la propuesta cuando el cliente todavía está en fase de “me lo estoy pensando” o, por miedo a parecer insistentes, lo dejamos pasar cuando ya estaba listo para dar el paso.
Y claro, luego llega el silencio. O el clásico “lo estamos valorando” que, traducido al castellano comercial, suele significar “ya no insistas”.
Pero... ¿se puede detectar ese momento?
Sí. Y no, no hace falta una bola de cristal. Hace falta otra cosa más difícil: observación, entrenamiento y saber usar el oído más que la boca.
Detectar el momento de compra implica entender que las decisiones no se toman de un día para otro. Hay un proceso interno, muchas veces no verbalizado, que sigue más o menos estas fases:
Aquí el cliente empieza a pensar que algo no va bien. Puede que lo verbalice (“tenemos que mejorar nuestras ventas”) o simplemente deje caer frases sueltas como “tenemos muchas reuniones que no llegan a nada” o “los comerciales están un poco quemados”. En este punto, tu papel no es vender. Es ayudarle a tomar conciencia.
¿Cómo? Preguntas abiertas, escucha activa y una pizca de paciencia. Nada de “te entiendo, mira lo que te ofrezco”. No todavía. Primero, que hable. Luego, ya veremos.
Aquí ya ha hecho “clic”. Tiene claro que necesita algo distinto. ¿Qué hace entonces? Comparar opciones. Buscar en Google. Preguntar a colegas. Escuchar con más atención. Este es tu momento para posicionarte como asesor, no como vendedor.
Consejo: No empieces hablando de ti. Habla de él. De lo que vive. De lo que le pasa. Conecta con su realidad antes de presentarle tu solución.
Ahora ya tiene varias opciones. Empiezan los Excel, los “vamos a ver pros y contras”, los mails de “nos interesa pero aún no estamos decididos”. En esta fase hay dos tipos de criterios:
Recuerda: La gente decide con el corazón y justifica con la cabeza. Si conectas solo con la cabeza, estás compitiendo en terreno peligroso. Hay que tocar ambos.
Y por fin, llega la fase clave. Aquí las señales están más claras: Te preguntan por fechas, por cómo sería en su caso, por casos similares, por garantías. El cliente se empieza a imaginar contigo. A visualizar. A involucrarse.
Atención: Aquí no te puedes despistar. Si ves estas señales y no ayudas a cerrar, puedes perder la venta por puro miedo. Y si presionas de más, también. La clave es facilitar. Cerrar con naturalidad. Sin empujar, pero sin dejarlo en el aire.
Si ves varias de estas... toca moverse.
Rotundamente sí. La detección del momento de compra no es una iluminación divina. Es una competencia comercial como otra cualquiera. Y como todas, se puede desarrollar.
Sí, suena contradictorio, pero es así. Saber detectar el momento de compra también implica detectar cuándo no es ese momento.
Forzar puede estropearlo todo. Es mejor dar un paso atrás, reforzar confianza y esperar. Esa paciencia estratégica es lo que distingue a los comerciales buenos de los que venden sin quemar.
No todo el mundo viene con esto de serie. Pero todo el mundo puede aprenderlo. En R&A Formación trabajamos justo eso:
También colaboramos como gestor FUNDAE, facilitando a otras entidades la gestión técnica y administrativa de sus bonificaciones.
¿Te suena a lo que tu equipo necesita? Entonces ya sabes lo que toca.