Son muchas las empresas que, en la búsqueda de la mejora continua de sus procesos, ven en la formación una herramienta clave. Es importante realizar la formación acorde a los datos que arrojan las evaluaciones del desempeño y que no sean acciones puntuales sino continuas para que el impacto de estas quede en el largo plazo.
Seguro que casi todas las empresas lo consideran el escenario ideal, pero casi una utopía ya que el departamento de Recursos Humanos tiene una alta carga de trabajo y acometer esas acciones formativas con planificación y continuidad les resulta misión casi imposible, ¿te suena verdad?
Y esto es la punta del iceberg, porque muchas empresas al querer gestionar de forma directa los créditos de FUNDAE en lugar de contar con profesionales para eso, cometen errores de gestión, de tiempo, como que la formación o el formador no reúnan los requisitos, no se comuniquen cambios acordes a plazos, etc. ¿Sabes cuántas empresas tienen que devolver el dinero de formación ya realizada? ¿Cuántas formaciones no reúnen los requisitos? ¿Sabes cuántas formaciones no se bonifican por los plazos? Lo que tienen en común todas esas preguntas es que al final la empresa acaba teniendo que devolver la bonificación incluso en algunos casos una sanción por prácticas indebidas fruto del desconocimiento en el procedimiento de gestión.
Algunas de estas empresas acudían a nosotros para solventarles este tipo de incidencias y teníamos una baja tasa de éxito porque el planteamiento de las formaciones se había realizado desde la propia entidad bonificada o desde la impartidora, y ante la poca flexibilidad de FUNDAE había o quedaba poco margen de maniobra. A día de hoy tenemos un amplio conocimiento de todo el proceso, lo que minimiza este tipo de incidencias y si las hubiera (ya que hay actuaciones de seguimiento de oficio), resolverlas con una alta tasa de éxito.